SEÑOR DIRECTOR:
En varios momentos del primer semestre de este año fue noticia el desbaratamiento de bandas de narcotraficantes al interior de tomas de terreno de la Región Metropolitana. El mes pasado, supimos de “El sueño de todos”, una toma ubicada desde abril de 2020 en un terreno precordillerano, que en un inicio albergó a ochenta familias, y que, según datos del MINVU, es uno de los 289 asentamientos informales creados en pandemia.
No es novedad que el Estado aparezca absolutamente desbordado por el problema de la vivienda, la falta de disponibilidad de suelo, la imposibilidad de acelerar los procesos constructivos, la ausencia de gestión y el mal uso de fondos que se traspasaron a organizaciones sin experiencia han mostrado la falta de prolijidad con la que se ha trabajado en los asentamientos informales.
A esto se suma una ausencia de la presencia en el territorio, en donde, si bien desde el Plan de Asentamientos Informales se han desarrollado etapas intermedias de intervención, entre la identificación y la radicación o erradicación del campamento, no se ha dado la cobertura necesaria para estar presentes en todos los territorios que se necesitan.
Tampoco hay una presencia municipal, no todos los gobiernos locales tienen programas de asentamientos informales y muchos de ellos están sobrepasados porque el aumento de población en las comunas ha traído un colapso en el acceso a los servicios de salud, educación y transporte.
Fuente: CIPER