¿Podrías contarme de qué se trató el curso que realizaste para el Doctorado?
Tania: El curso sobre “Metodologías feministas” está basado en recoger dos corrientes de pensamiento, y si se quiere, dos posturas metodológicas-epistemológicas con las que yo he trabajado. Una que está como más instalada también en la investigación feminista que tiene que ver con la exploración de la experiencia y el reconocer que la experiencia de ciertos sujetos en condiciones de subordinación, tienen una capacidad epistémica particular de observar la realidad de forma diferencial y privilegiada. Entonces bajo estas premisas, había un par de clases planificadas en donde estuvimos hablando de eso. Se conoce como feminismo del punto de vista y el conocimiento situado, buscar entender desde la experiencia de subordinación, el poder. Y la otra, como una entrada más materialista feminista, que se pregunta por la agencia de los objetos, de lo más que humano, entendiendo con eso, también, la posibilidad, digamos, de generar investigaciones que fracturan ciertas dicotomías o binarismos que están muy instalados en la investigación social. No tienes un sujeto que es un objeto, sino un sujeto que ha sido objetivado. Pero ¿puede entenderse de otra forma esa relación? ¿qué es un objeto no androcéntrica o antropocéntricamente?, cómo eso nos conecta un poco con maneras de hacer investigación que están más abiertas, digamos, a un pensamiento que es propicio y que genera espacio a la heterogeneidad, a las derivas. De esta manera, buscamos hablar de comprender distintas realidades en su complejidad y, digamos, no de forma limitada. En esos dos ejes, tuvimos cuatro sesiones abordando literatura que nos ayudaba a entender eso, junto con algunos ejemplos de mi propio trabajo.
A lo largo del curso propuse realizar ejercicios que invitaban a las y los estudiantes a poner su propio trabajo con relación a cada uno de esos referentes, para ver qué pistas eso les daba frente a los retos que tienen en relación con su propia investigación.
¿Qué te ha parecido la experiencia de realizar un curso de manera intensiva en el doctorado en Sociología?
Tania: Pues bueno, fue realmente intensivo. Inicialmente, habíamos pensado que fueran cuatro semanas y al final, por distintos motivos, lo modificamos. Yo creo que estuvo bien, nos permitió condensar y mantener una dinámica muy fluida con el grupo. Desafortunadamente eso también produjo que alguna gente no pudiera venir a todas las sesiones, no pudiendo estar los dos días de la semana. Esto implicó algunas cuestiones logísticas, pero yo creo que la gente que pudo venir a las cuatro sesiones logró entrar en un ritmo para mantener una reflexión que a veces, cuando se está en encuentros semanales, no logra darse.
En términos pedagógicos la dinámica ayudó a darle continuidad a los temas. Esto fue interesante para mí porque al ser un curso que tenía que ver con mi trabajo, me permitió mostrar un poco el tras bambalinas o la cocina de la investigación, presentarle eso al grupo, tanto en términos, no solo conceptuales, sino también prácticos. Esto me permitió generar un espacio en el que pudieran ellos y ellas vivenciar, también, otras formas de relacionarnos pedagógicamente, digo en términos metodológicos. La clase fue como un continuo en que pudimos dar reflexiones teóricas y prácticas, de forma entrelazada.
¿Qué desafíos sientes tú que se te presentaron al momento de pensar estas sesiones de clases?
Tania: No conocer mucho a los y las estudiantes, a veces lo hace más difícil. Considerando que además son cuatro sesiones que se dan no siempre sabiendo qué están trabajando, pero al tiempo queriendo proponer actividades relacionadas con su trabajo de investigación. Tal vez podría haber sido útil, si sirve de algo que lo diga, como tener algún pequeño resumen del trabajo que están haciendo antes de la clase. Yo inicié sólo conociendo qué carrera tenían y en qué programa estaba, pero bueno, yo tampoco lo pedí, pero, como una sugerencia lo propongo.
Digamos que no pensé iba a ser importante saber en qué nivel de la investigación estaban, yo inicié asumiendo que ya estaban haciendo investigación, pero luego me encontré con que la forma en la que está construido el programa del doctorado es que la metodología viene después de haber pensado teóricamente el tema. Entonces eso hacía más complejo que pudiesen aterrizar algunos ejercicios. Hubo un ejercicio que hicimos en donde yo les pedí traer un objeto de la investigación, y por ejemplo muchos trajeron libros, porque era con lo que estaban trabajando, digamos como teoría, pero no tanto en relación con los problemas que están estudiando, entonces ese fue un desafío importante. Como que los niveles en los que están todes son distintos y al yo no tener claridad de eso, pues me significó tener que navegar muy sobre la marcha lo que estaba proponiendo.
¿Se te presentó algún desafío también a nivel de estructurar un curso en tan poco tiempo?
Tania: No realmente, no hubo problemas con eso. Desde que les mandé el programa intenté que fuese para pensar muy claramente las cuatro sesiones relacionadas con temas que fuese posible abarcar. Yo no creo que haya algo de lo que yo me haya propuesto que haya quedado por fuera, pero pues hay que saber que son sólo cuatro sesiones y que hay cosas que se pueden abarcar en esas 12 horas y cosas que no. Pero yo creo que funcionó perfecto.
Bueno, entre las cosas que ellas y ellos dicen es que les abre un poco la mirada a otras formas de hacer investigación. Yo creo que en general me da la sensación de que es algo que estaban en falta, como de poder decir, bueno esto cómo se hace y entender qué lo que se hace, no es solamente una cosa práctica, sino que también tiene una serie de principios teóricos, que están conectados con una unas propuestas más conceptuales y lograr hacer ese puente creo que fue importante para algunas. También manifestaron la posibilidad de entender la investigación más allá de ciertas aproximaciones discursivas, digamos clásicas de investigación en donde la gente pregunta y la otra responde. El curso les dio pistas para poder jugar con lo empírico, con la capacidad que tiene la gente de decir algo. Esa reflexión va más allá de lo que dicen les informantes, no sólo entender lo que la gente dice sobre un fenómeno, sino entender que ese fenómeno puede producir lo que la gente dice y eso supone otras formas de acercarnos a él. Este tipo de entradas supone cuestionar que la palabra no es algo que la gente tiene en su cabeza, si no es algo que es producido también por la investigación y que entonces, en la medida en que la investigación produce ese escenario, pues hay que tener mucho cuidado en que se pone en escena para activar qué tipo de reflexiones. Entonces, yo creo que eso fue clave. Las entradas más materialistas, o con objetos, quedaron ahí sonando, sobre todo para casos de gente que trabaja con niños o con niñas, por ejemplo, o con temas difíciles como temas de violencia basada en género o personas, digamos con discapacidad.
¿Cuál fue tu percepción sobre la actitud de los y las estudiantes respecto a las sesiones de clases? ¿crees que hay alguna anécdota o algo interesante para saber al respecto?
Tania: Yo creo que hubo mucho compromiso, la gente vino con mucho entusiasmo. El grupo estaba con ganas. O sea, siento que se alimentaron colectivamente esas ganas de estar acá. No sentí que en ningún momento la gente estuviera aburrida o sin ganas de llegar. Recibí muchos mensajes de agradecimiento sobre el espacio, fue un espacio que conmovió, que generó reflexiones. O sea, yo sentí a la gente pensando “uy, esto no lo había pensado sino hasta la sesión de hoy”. Se movieron muchas cosas, entonces la gente estaba muy afectada emocionalmente. Entonces, que el espacio de aula, en este tipo de nivel de formación permita que la gente se sienta en comodidad para explorar, para preguntar y en comodidad de abrirse a decir ciertas cosas, me parece particularmente muy valioso. Los espacios académicos suelen ser muy cerrados. A eso vienes acá y se hace sólo una discusión con los textos, lo cual está bien, pero no puede solo ser eso. En este espacio que generamos también ‘está nuestra vida’ y en medio de esto están los problema que se quieren investigar, “me pasa esto, no sé qué hacer con esto”.
Entonces creo que hubo como una cierta dinámica que propició una intimidad en el encuentro. Tu viste ahora cuando nos estábamos despidiendo, los abrazos, los agradecimientos emotivos. Eso me es muy grato que pase, pero también creo que se trata de algo que una cultiva, ¿eh? Y creo que esa sería como para mí la anécdota, que el espacio pedagógico se abra al disfrute, ¿eh? A la exploración y el encuentro cercano entre quienes estuvimos acá, independiente del nivel de formación que sea.